VICTORIA, LA NUEVA SUCURSAL DE LOS OVNI Alejandro Agostinelli A partir del 18 de julio pasado, la ciudad de Victoria, al sur de la provincia de Entre Ríos, se convirtió en la nueva meca de los cazadores de extraterrestres. La credibilidad de los primeros informes y la existencia de videos (aunque de muy mala calidad), permiten asegurar que uno o varios fenómenos aún no identificados (1) fueron observados durante aquellos días. Sin embargo, pronto se desencadenó un fuerte clima de agitación ufológica, en especial cuando el tema fue abordado por los medios masivos y el lugar fue literalmente invadido por esoteristas, ufólogos, ufólatras y curiosos. Esa psicosis --que se prolongó hasta entrado el mes de setiembre-- hoy parece sosegarse. Sin embargo, los habitantes de Victoria parecen haber quedado bastante sensibilizados por la cuestión. Tanto es así que comerciantes de la pseudociencia y sacerdotes de la religión cósmica ya han comenzado a abusar del legítimo interés de los victorienses, que en vez de encontrar una respuesta para los interrogantes que plantea un sincero desconocimiento sobre el origen de las observaciones, son víctimas de la fiebre platillista que estos cultos alimentan. Mientras tanto, las autoridades (sobre todo la Fuerza Aérea Argentina) miran para otro lado. Desde la noche del 20 hasta la madrugada del 22 de setiembre visitamos el pueblo de Victoria con el fotógrafo Héctor Villalba, enviados por la revista Conocer y Saber. Hay que aclarar ya mismo que --en tan poco tiempo-- no fue posible evaluar detenidamente los hechos. Fue por esa razón que escribimos una crónica periodística donde expusimos nuestras impresiones subjetivas sobre los hechos de Victoria antes que redactar un "informe" con resultados más elaborados (2). Sin embargo, esa investigación sirvió para hacer un rápido diagnóstico "in situ" a partir de los relatos de primera mano proporcionados por los testigos principales (3) y por periodistas locales creíbles (Caminos y González, del bisemanario local Prensa Libre). A la vez, se pudo verificar el carácter infundado de algunas versiones difundidas por la prensa (por ejemplo, los investigadores de la NASA que nunca estuvieron en Victoria) y, por último, una búsqueda de posible material gráfico adicional, que dio resultados negativos. Las filmaciones exhibidas por los canales de televisión --de nula calidad documental-- son decididamente irrelevantes. Los resultados provisionales de esa encuesta son los siguientes: 1. Posibles causas de las observaciones. No hay ninguna evidencia --testimonial, física, fotográfica, fílmica, etc.-- suficientemente atendible para tomar en serio la hipótesis de quienes aseguran que alguna clase de "fenómeno anómalo" estuvo rondando la región. El clima de "agitación platillista" que se verificó apenas se dio a conocer el primer incidente a través del canal de televisión estatal (ATC) relativiza la importancia de los testimonios generados con posterioridad. Sin embargo, algunos habitantes de Victoria parecen haber visto algo durante los primeros veinte días (del 20 julio a mediados de agosto). En base al relato de los testigos más confiables (es decir, aquellos aparentemente capacitados para hacer una identificación objetiva, que ofrecieron los testimonios menos emotivos y que --sobre todo-- se tomaron el trabajo de buscar hipótesis explicativas alternativas de lo que vieron) no es posible descartar que los supuestos fenómenos observados se puedan atribuir parcial o totalmente a causas perfectamente "terrestres". Esta impresión está fundada en los siguientes motivos: Las deficientes condiciones de observación (oscuridad de la noche, neblina, obstáculos del paisaje, etc.) hacen altamente factible que alguna clase de vehículo aéreo (helicópteros, avionetas, cohetes, glo-bos, etc.) se volviera difícilmente reconocible, generando confusiones de tipo "ufológico". (Cabe anotar, además, que 5 km al Norte del centro de la ciudad funciona el Aero Club de Victoria, y a 75 km en la misma dirección el de Diamante.) La Base Aérea más importante de la zona está en la ciudad de Paraná, capital de Entre Ríos. Según personal de la comisaría de Victoria, una comisión de la Fuerza Aérea Argentina --que excepcionalmente se interesa en esta clase de casos-- estuvo recabando testimonios en el Balneario Municipal de Victoria, a principios de agosto. En algún momento se consideró una sugestiva posibilidad: que desde la Segunda Base Aérea se estén efectuando maniobras secretas o vuelos de prueba. El hecho de que los militares no hayan dado a conocer una supuesta actividad aérea sobre el Paraná no necesariamente puede tener relación con una "conspiración de silencio". Este hipotético silencio podría haber obedecido, simplemente, a una noble tradición gauchesca: las Fuerzas Armadas suelen ser reacias a facilitar información al público sobre asuntos que son de "su exclusiva" jurisdicción. No se puede descartar la existencia de reflectores o cualquier otro tipo de luminosidad terrestre (de casas, de automóviles ascendiendo pendientes, etc.) reflejadas en la atmósfera a causa de condiciones climáticas especiales o simples fenómenos de inversión de temperatura en las capas altas de la atmósfera, que pueden ocasionar curiosas distorsiones ópticas al descomponer la luz de objetos aéreos o celestes naturales o artificiales. Del otro margen del Paraná, justo enfrente (60 km. al Sudoeste) están las ciudades de San Lorenzo y Rosario, que puede ser otra fuente de resplandores equívocos. Tampoco puede ser descartado el hecho de que se hubieran producido otra clase de efectos meteorológicos inusuales, nubes luminosas, etc. Hay una extensa gama de alternativas que deberían ser chequeadas. Si algún ufólogo lo hizo, su informe será bien recibido. Otros "ovni" fueron identificados como pobladores jugando con luces sobre el Paraná (en las islas Lechiguanas), luces de embarcaciones que navegan por su cauce o simples linternazos (4). 2. La filmación. A las 20:35 horas del martes 23 de julio, Ramón Pereyra, un periodista radial y de Canal 4 (VCCV) consiguió registrar en video el paso de un objeto que irradiaba una lumbre lechosa, que luego "pareció cobrar altura cerca de la ruta que une Gualeguay con Victoria". Había cinco testigos (entre ellos la señora María Judith Gonzálvez de Basaldúa, ya que el film fue realizado dentro de su predio) y todos pudieron ver cómo "aquella luz se movía desde el Noroeste hacia el sur, con rumbo a Santa Fe". La señora de Basaldúa afirma asistir al paso de luces extrañas desde el 18 de julio. Esa noche, alrededor de las 21 horas, Norma, su empleada doméstica, le avisa que un llamativo foco rojo se había estacionado cerca de la orilla del río. Sale de la casa y confirma que "un objeto rojizo, a veces amarillo, estaba suspendido a algunos cientos de metros sobre el horizonte". Ella definió al ovni como una luz "opaca, mansa, que se mantuvo prendida al cielo durante 45 minutos hasta que desapareció". La siguiente observación ocurrió en la noche del 21 y fue entonces cuando puso sobre aviso a Ramón Pereyra, quien logra la famosa filmación. Cuando el canal de televisión oficial transmitió las imágenes --que sólo muestran una mancha blanca de luz que se mueve al compás del mal pulso del camarógrafo--, Victoria se colmó de visitantes de todo el país y la ansiedad por el contacto espacial se apoderó de centenares de almas que acudieron en masa al nuevo santuario de los ovnis. ¿El revuelo estaba justificado? Cuando a un film se le atribuye la categoría de "documento", éste es pasado por tevé y, además, es emitido por el "canal oficial", aquellos "fenómenos luminosos" funcionan como las manchas de un test de Rorschach. En ese "objeto" se proyectan las formas estereotipadas (en este caso, ufológicas) que proceden de los deseos imaginarios del perceptor. Estos deseos rara vez se adaptan a la realidad. Pereyra no ha facilitado a nadie copias de primera generación del video. Cuando le pedimos una copia de la filmación explicó que no era posible porque el original fue "borrado" por Canal 4 (?). Sin embargo, para futuros análisis, estamos tratando de obtener una copia de cierta calidad a través de los amigos de Prensa Libre. 3. Los humanoides. Sin embargo, el gran furor comenzó cuando el mismo periodista envió a la producción del noticiero de Argentina Televisora Color (ATC) una filmación donde éste señalaba el hallazgo de una huella con forma de herradura frente al Centro de Menores San Martín, cerca del Cerro de la Matanza. El martes 13 de agosto de 1991 un interno y tres celadores del hogar de rehabilitación afirmaron haber visto un resplandor tan intenso que iluminó 20 hectáreas a la redonda. Dijeron que el foco de luz se posó sobre la ruta, a unos 500 metros del instituto, para luego desaparecer cuando un camión comenzó a avanzar en dirección al objeto. Pese a la significativa distancia que los separaba de aquella difusa luminosidad, el testigo principal --el interno Roberto Pérez, de 21 años-- juró haber observado figuras humanoides "que se deslizaban sin tocar el suelo". Pérez se rehúsa a volver a hablar del asunto --en realidad, lo hace a cambio de unos pesos-- y ya ni los ufólogos más crédulos que lograron entrevistarlo confían en su testimonio. Por lo demás, los únicos testigos de las "huellas misteriosas" fueron Pereyra y su camarógrafo... Otros casos por el estilo son creación de la imaginativa pluma de divulgadores totalmente desacreditados (5). 4. El testimonio "más veraz". La noche del jueves 1º de agosto, un matrimonio de apellido Estévez dijo haber observado "a unos doscientos metros río adentro, un gran aparato rojo con forma de rombo". Desde entonces, ellos se niegan a hablar con la prensa. Es decir: su relato sólo se conoce a través de terceras personas. "Los Estévez --se comenta en el pueblo-- venían siguiéndolo desde hacía rato con el auto y vieron cómo sobrevolaba la abadía Niño Dios". En cambio, existe un testimonio muy confiable que se enlaza con el informe de los Estévez: esa misma noche, el periodista Claudio González marchó hacia la costanera para ver las luces, avisado por un vecino que terminaba de hablar con la pareja. Pudo observar "tres luces rojas sobre el horizonte que titilaban cambiando del rojo al verde, amarillo y blanco sucesivamente, hasta que empezaron a moverse en forma horizontal, de derecha a izquierda, para luego volver al punto inicial. Minutos después, el conjunto ascendió y se alejó, perdiéndose en el horizonte". El periodista admitió que no había nada verdaderamente "extraterrestre" en lo que acababa de ver. La "extrañeza", en todo caso, vendría por añadidura: el matrimonio estaba muy impresionado. Cuando le fue señalado que no sería la primera vez que un sujeto sugestionable se muere de un susto porque le revientan un globo por la espalda, González se avino a reconocer que no podía presumirle al fenómeno una extrañeza que no comprobó con sus propios ojos. 5. Los técnicos de la NASA: Carne podrida. Las dudas que giran alrededor de la autenticidad de los testimonios fílmicos del entusiasta número uno de Victoria --léase Ramón Pereyra-- no surge del capricho de ningún detractor recalcitrante. Cuando Pereyra echó a rodar el rumor según el cual técnicos de la NASA habían visitado Victoria la sangre estuvo a punto de llegar al Paraná: el lunes 16 de setiembre, el periodista llama a un redactor del diario Clarín para "pasarle una primicia exclusiva": técnicos de la NASA y expertos japoneses habían estado en Victoria investigando. Los misteriosos "técnicos" --sin nombre ni apellido-- se habrían alojado en la Abadía benedictina Niño Dios. El diario no se tomó el trabajo de verificar la versión y, al día siguiente, publicó la "noticia" a doble página central (6). Pereyra --el único que afirmó haber visto y entrevistado a los expertos-- no reparó en el detalle de pedir sus señas particulares. La charla que dijo haber mantenido con ellos "no duró más de dos minutos". Sólo le confiaron que estaban alojados en la abadía. A sólo cinco días de dar Clarín la noticia-- entrevistamos al padre Fermín Graizaro, quien desmintió la especie en forma tajante. "Aquí no tenemos más huéspedes que los creyentes que vienen a hacer un retiro espiritual". La abadía --por lo demás-- es un lugar de paso obligado para cualquier turista, ya que es bien conocida por sus tentadores productos regionales. Nadie que visite Victoria pierde la oportunidad de probarlos. "Si hubieran pasado por aquí personalidades tan importantes --afirma Graizaro, a cargo de las RR.PP. de la abadía-- en seguida nos hubiéramos enterado". Para Pereyra --por supuesto-- la orden religiosa ha sellado un pacto secreto con la NASA para que "la verdad no se sepa". Es gracioso imaginarse al padre José, con sus 94 años a cuestas --"milagro de la jalea real que producimos", explica--, engrosando las filas de los consipiradores del silencio. En realidad, los involuntarios beneficiados de la psicosis ovni son los propios benedictinos, que en los últimos meses han triplicado la venta de sus productos. Sin embargo, lejos de explotar el tema, no hacen otra cosa que desalentar falsas expectativas: "Nosotros, por ahora, nunca vimos nada raro" --comenta el padre José. Graizaro, por su parte, remata: "Los únicos platos que vimos volar son los de las familias cuando se pelean". Nadie más que Ramón Pereyra --el que más ganó con toda esta historia-- pudo ver a esos personajes, auscultando con sus míticos aparatos ultrasofisticados los misterios de Victoria. Otra vez, el rumor de la auto-ridad extranjera se había encaramado (7). 6. Pan y Circo: El 20 de agosto Fabio Zerpa dio una conferencia a la que asistieron 700 personas. Sin haber hablado con un solo testigo ni intentar "visualización" alguna, al otro día siguiente salió a decir que había mantenido un contacto telepático con los extraterrestres (8). Más tarde, interrogó a un muchacho de 20 años de edad que una semana antes había soñado haber sido secuestrado por los extraterrestres. Después de la "entrevista" de Zerpa, obviamente, ya no le quedaban dudas: el sueño había sido una experiencia "real". Otros integrantes de su "Universidad (sic) de Disciplinas de Apertura" --como el "doctor" Víctor Mazzeo-- generaron algunos episodios que serían risueños sino fuera porque minaron las creencias de la población con las disparatadas afirmaciones que nuestros lectores conocen de sobra. El "Centro de Armonización Integral" de Gustavo Fernández no quedó a la zaga. Fernández encontró "huellas inexplicables exclusivas" (vulgares anillos de hadas y algunos pastitos quemados) y engañó con su labia a más de un desprevenido. De Ramón Pereyra, por último, se ha dicho que es un "observador ejemplar" y un "cronista desapasionado de la realidad". De la entrevista que le hicimos vale la pena extraer un solo tramo, donde se advierte claramente su prudente escepticismo: P: ¿Y para usted qué está viendo la gente, don Pereyra? R: "Son intraterrestres --disparó-- y tienen su base en la Laguna del Pescado". 7. La página negra: De los cultos y sectas ufólatras puede adelantarse que las perspectivas que existen para que transformen a Victoria en otro santuario mesiánico --como ya ocurrió en Capilla del Monte-- se reducen a medida que avanza la información esclarecedora. Esta campaña fue iniciada por los periodistas Roberto Caminos y Claudio González, que cuentan con medios de difusión bastante influyentes. Por otra parte, ambos están en estrecha comunicación con el CAIRP, que les suministró datos sobre las estrategias de captación de adeptos más comunes y ya comenzaron a advertir al público sobre las verdaderas características de estos "institutos" pseudo-espiritualistas que dicen estar en "contacto" con el comandante Ashtar Sheran, Adoniesis, Oxalc, Jesús y María Santísima. Entre los grupos platillistas más conocidos que estuvieron en Victoria se pueden mencionar a la "Fundación Para el Encuentro Cósmico" (FUPEC) de Dante Franch y "Bienaventuranza Cósmica" de Sergio de los Santos y la actriz Estela Molly. Con viento a favor, la aplanadora come-cocos de los santos gurúes no escribirá otra página negra en el pueblo de Victoria. Y si alguna de estas sectas capta algún nuevo recluta, no se podrá decir que no estaba avisado. Pero, sin duda, demasiado nunca es suficiente. 8. Conclusiones. Al cabo de reiterados llamados que realizamos a la Segunda Base Aérea de Paraná de la Fuerza Aérea Argentina, nunca fue posible conversar con algún militar de responsabilidad para aclarar alguno de los tantos puntos oscuros que manchan esta historia. Hasta que ello no ocurra --y no sea chequeado el resto del caudal informativo que se sigue acumulando-- el caso debe ser caratulado como "información insuficiente". Ni falta que hace añadir que de naves extra-terrestres, nada. Los militares aún no han deslindado en forma clara la posible relación que bien podría existir entre las luces observadas y el movimiento de sus aviones (9). El escenario de los fenómenos ocurridos durante julio/agosto de 1991 transcurre en el margen del Paraná que pertenece a Victoria (Entre Ríos) y no existen testimonios en las ciudades de Rosario o San Lorenzo (Santa Fe). En cualquier caso, vemos que existe una buena cantidad de explicaciones alternativas a las "exóticas" y que no existen argumentos válidos para presumir que un "fenómeno anómalo" haya hecho "la pasarela" por Victoria. Evidentemente, ésta no es la última palabra y la investigación debe proseguir. Referencias: (1) Renunciamos a la sigla O.V.N.I porque es imposible determinar si se trató de "objetos voladores". La palabra "ovni" está cargada con un significado cultu-ral que la equipara a "nave extraterrestre" y para nosotros, por lo tanto, es sinó-nimo de ésta. El "ovni" existe en tanto la gente crea en su procedencia "ET". (2) Agostinelli, Alejandro; "Ovnis ¿o psicosis colectiva?" en revista Conocer y Saber Nº 37, Ed. Atlántida, Buenos Aires, noviembre 1991, pp. 76-82. (3) En Victoria entrevistamos a los periodistas Ramón Pereyra (Canal 4 Video Cable Comunbicación de Victoria, VCCV, y radio LT39), Roberto Caminos y Claudio González (del bisemanario Prensa Libre y radio FM Montserrat); al mecánico Orlando Di Orio, al peón Juan José Navoni, a los "caza-et" Diego Hater y Diego Fasel, al estudiante Carlos Lucero, al psicólogo Carlos Arganate (presidente del Consejo Deliberante), al cabo de la policía María Esther Piedrabuena, a los padres José y Fermín Graizaro (de la Abadía benedictina Niño Dios) y a la señora María Judith Gonzálvez de Basaldúa. (4) Sobre este último punto tuvimos una experiencia personal. El sábado 21 de setiembre, noctámbulos situados en el Balneario Municipal y el Cerro de la Matanza dijeron haber visto "luces extrañas" sobre el río. Eran ovnis --opinaron-- porque se desplazaban rápidamente de un extremo al otro de la costa. Durante el día, con el fotógrafo Héctor Villalba --provisto de una Nikon con un teleobjetivo de 800 mm, es decir, de gran alcance-- habíamos observado (desde una explanada situada en este último cerro, el más alto de Victoria), que sobre varios islotes había numerosas carpas de aficionados al contacto extraterrestre acampando en los esteros (incluso durante el día, esos campamentos eran invisibles a simple vista). Naturalmente, si algo no les faltaba era linternas para intercambiar señales con los supuestos alienígenas. Cuando los alienscout apagaban las luces de las linternas (o de las carpas), los "ovnis" se desplazaban hacia otros puntos --otras carpas-- y así, hasta que se hacían las tres de la madrugada. Hora que, como todo el mundo sabe, los extraterrestres se van a dormir. (5) Fernández, Gustavo; "Los OVNIs cantan Victoria", en el semanario "El Entrerriano", Año 1 Nº 17, 5 de octubre de 1991, pp. 9-16. Es notable como el director del "Centro de Armonización Integral" --buscado en Buenos Aires por varios "parapsicólogos" y "clientes" estafados-- exagera la pobre casuística de Victoria con tal de conseguir que le publiquen un artículo. Si algún defraudado por Fernández necesita su dirección, puede solicitarla al CAIRP... (6) "Técnicos de la NASA investigaron la aparición de OVNIS en Entre Ríos", diario Clarín, Buenos Aires, martes 17 de setiembre de 1991. Como se sabe, el "profesionalismo" periodístico excepcionalmente tiene que ver con la honestidad y el respeto por el lector. En la mayoría de los casos, los "profesionales" de los medios sólo deben ser capaces de "oler" un título gancho, vendedor. La verdad (esa que debe escribirse con minúscula) importa algo menos que un comino. (7) Agostinelli, Alejandro; "Extranjeros misteriosos en el lugar de los ovnis" en el mismo número de Conocer y Saber, pp. 78-79. ["Cuando en cierto pueblo del interior se presentan presuntos fenómenos inexplicables y ellos son denunciados con alguna frecuencia, no tarda en aparecer alguien que da cuenta de la sorpresiva visita de investigadores con apariencia o presuntamente confesada nacionalidad extranjera, que se desplazan por los sitios afectados, hacen ostentación de equipos o exhibiendo un comportamiento enigmático o en clara actitud indagadora. Estos personajes --casi siempre anónimos-- recorren sigilosamente el lugar, desaparecen sin dejar rastros ni informan a nadie sobre las conclusiones a las que llegaron. Aunque es una ley con sus excepciones, puede afirmarse que cuando alguna noticia de prensa recoge esta clase de versiones, casi seguramente estaremos ante el mito de la autoridad extranjera (o externa) que --como en las películas-- llega para extender un certificado de extrañeza ante los ojos de los amantes del misterio."] (8) El periódico "Paralelo 32" (24/8/91) publica un reportaje al actor. Ahí afirma: "Hoy a la tarde hicimos un contacto con extraterrestres". Es curioso advertir como el veterano ufólogo, a medida que transcurre el tiempo, desciende de categoría. Del charlatanismo marciano ha pasado a tragarse el sapo del contactismo. Y encima, como protagonista. (9) La idea según la cual al menos parte de las observaciones puedan atribuirse a maniobras de prototipos aéreos terrestres también es defendida por algunos ufólogos, como lo hace el platense Luis Burgos. Ha introducido un elemento interesante en el debate cuando explicó que, ante un caso de posible violación del espacio aéreo, la Fuerza Aérea tiene la obligación de investigar e informar al público de acuerdo con los artículos 7, 8, 20, 21, 22, 23, 24, 184 y 186 de la Ley 14307 del Código Aeronáutico. Antes, claro, habría que determinar si los supuestos "artefactos" --si cabe la conjetura-- no son de los nuestros... De todos modos, el "a mí qué me importa" de la FAA se ha convertido en una constante histórica frente a este tipo de acontecimientos. CAZAFANTASMAS O EL CUENTO PARANORMAL DEL BUZON Alejandro Borgo ¡Tenían que aparecer! ¡Era inevitable! Como un patético remedo importado de la Nueva Era (o New Age, para los más avanzados) contamos ahora con The Ghost Hunter International, asociación consagrada a liberar espectros y devolverlos a sus dimensiones originales. Funciona aquí, en nuestro querido país, tan castigado por un fantasma que (¿será casualidad?) parece estar en retirada: el de la inflación. Dicen los integrantes de esta asociación que investigan los fenómenos paranormales hace 23 años. ¿¿¿Y??? ¿Tendrán todos 23 años de edad?? Dicen que tienen el 75% de los casos resueltos. ¿Qué casos? ¿Se refieren a las apariciones de fantasmas o a los ingenuos que caen en esta trampa-locura? Dicen que el paciente es sometido a todo tipo de análisis y estudios clínicos para descartar posibles enfermedades que produzcan alucinaciones. ¿Cómo? ¿Y a estos "profesionales" y "doctores en qué sé yo cuánto" quién los analiza?? Dicen que sólo un 15% de los casos son espectros reales. ¡¡Aaahhh!!! ¡¡Menos mal!! Ahora nos quedamos más tranquilos... Y bueno... tarde o temprano usted se tenía que enterar. No me diga que es uno de esos achatados conservadores materialistas en estos tiempos de pirámides mágicas, control mental, talismanes energéticos, poder psicotrónico, y ovnis entrerrianos. Para mí que usted está poseído por el espíritu burlón de Demócrito. Lo dejo porque se me está desplazando la máquina de escribir y noto que a la vez el cuadrito que tengo colgado en la cocina está haciendo un ruidito raro. Debe ser el último estertor del espíritu de la racionalidad.
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