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ECM

 

Las experiencias Cercanas a la Muerte:


¿DENTRO O FUERA DEL CUERPO?

Por Susan Blackmore

¿Hay algo que se asemeje al hecho de morir? Aunque la mayoría de nosotros teme a la muerte en mayor o menor medida, hay ahora más y más gente que ha "retornado" de estados próximos a la muerte y ha narrado historias de experiencias ordinariamente muy agradables y hasta gozosas, en el umbral de la muerte.

Para muchos de quienes lo han experimentado, sus aventuras parece que, incuestionablemente, proveen evidencia acerca de la vida después de la muerte, y los profundos efectos que la experiencia puede tener en ellos solamente es una confirmación adicional. En contraste, para muchos científicos estas experiencias son simplemente alucinaciones producidas por el cerebro moribundo y no son más interesantes que un ensueño especialmente vívido.

De modo que, ¿quién tiene razón? ¿Son las experiencias de casi muerte (ECM) el preludio de nuestra vida después de la muerte, o la última experiencia que tenemos antes del olvido definitivo? Argüiré que ninguna de las posturas antes indicadas es enteramente correcta: las ECM no proveen evidencia de vida después de la muerte y la mejor forma de comprenderlas es por medio de la neuroquímica, la fisiología y la psicología; pero son mucho más interesantes que un sueño. Ellas parecen completamente reales y pueden transformar la vida de las personas. Toda teoría satisfactoria debe comprender esto también -lo cual nos lleva a preguntas acerca de las mentes, las individualidades y la naturaleza de la conciencia.


EXPERIENCIAS EN EL LECHO DE MUERTE

Hacia el final del siglo pasado las ciencias físicas y la nueva teoría de la evolución estaban haciendo grandes progresos, pero mucha gente sentía que la ciencia estaba expulsando las ideas tradicionales del espíritu y del alma. Comenzó a florecer el espiritismo, y la gente se reunió en torno a los mediums para ponerse en contacto con sus amigos y parientes difuntos "del otro lado". Los espiritistas afirmaban, y de hecho todavía afirman, haber hallado pruebas de la supervivencia ultraterrena.

En 1882 fue fundada la Sociedad para la Investigación Psíquica, y comenzó la investigación seria sobre los fenómenos paranormales; pero más de cien años más tarde, aún falta evidencia convincente de la supervivencia, según el sentido espiritista (Blackmore, 1988). En 1926, un investigador metapsiquista y miembro de la Sociedad Real, Sir William Barrett (1926) publicó un librito sobre visiones en el lecho de muerte. Las personas agonizantes aparentemente veían otros mundos antes de morir, y hasta decían ver y hablar con los muertos. Hubo casos de música oída en el momento de la muerte y de informes de acompañantes que vieron el espíritu dejar el cuerpo.

Con las técnicas médicas modernas, esta clase de visiones en el lecho de muerte se han vuelto mucho menos comunes. En aquellos días la gente moría en su hogar, con poca o ninguna medicación, y rodeada de sus familiares y amigos. Hoy la mayoría muere en el hospital, demasiado a menudo sola. Paradójicamente, es también la medicina mejorada de hoy la que ha incrementado estos informes que son enteramente diferentes --aquellos de la experiencia de casi muerte.


ENCUENTROS CERCANOS CON LA MUERTE

La reanimación de insuficiencias cardíacas cada vez más serias ha provisto relatos de experiencias extraordinarias (aunque ésta no es la única causa de ECM). Estas permanecieron en buena medida ignoradas hasta cerca de 15 años atrás, cuando Raymond Moody (1975), un médico norteamericano, publicó su best-seller Vida después de la Vida (N del T.: editado en español por EDAF, Madrid, 1981). El había hablado con muchas personas que dijeron haber "retornado de la muerte", y compiló un relato de una ECM típica. En esta experiencia idealizada, la persona oye que se la declara muerta. Luego viene un zumbido intenso, o un campanilleo, y un túnel largo y oscuro. Puede ver su propio cuerpo desde cierta distancia y observar lo que ocurre. Pronto se encuentra con otros y con un "ser de luz" que le muestra una repetición de sucesos de su vida y le ayuda a evaluarlos. En algún punto, llega a una barrera y sabe que debe retornar. Aún cuando allí siente gozo, amor y paz, retorna a su cuerpo y a su vida. Posteriormente trata de contar esto a otros, pero ellos no entienden, y pronto deja de intentarlo. De todos modos, la experiencia la afecta profundamente, especialmente con respecto a sus opiniones sobre la vida y la muerte.

Muchos científicos reaccionaron con incredulidad. Supusieron que Moody estaba, al menos, exagerando. Pero él afirmó que nadie se había enterado antes de estas experiencias porque los pacientes estaban demasiado atemorizados para hablar de ellas. El asunto pronto fue saldado ampliando la investigación. Un cardiólogo había hablado con más de 2000 personas durante un período de casi 20 años y afirmó que más de la mitad de ellas informaron experiencias del tipo descrito por Moody (Schoonmaker, 1979). En 1982, una encuesta de Gallup halló que cerca de 1 de cada 7 norteamericanos adultos han estado próximos a morir y que alrededor de 1 de cada 20 había tenido una ECM. Parecía que Moody tenía razón, al menos en principio. En mi propia investigación, he encontrado numerosos informes como el siguiente, que me fue enviado por una mujer desde Chipre:


"Se me sometió a una gastrectomía de emergencia. En el cuarto día del postoperatorio entré en shock (colapso circulatorio) y estuve inconciente por varias horas... Aunque se pensaba que estaba inconciente, yo recordaba posteriormente, durante años, la completa y detallada conversación que tuvo lugar entre el cirujano y el anestesista presente... Yacía por encima de mi propio cuerpo, totalmente libre de dolor, y mirando hacia abajo mi propio ser con compasión por la agonía que podía ver en el rostro; estaba flotando apaciblemente. Entonces... iba hacia otra parte, flotando hacia un área como un telón, oscura, mas no atemorizante... Entonces sentí una paz total. De pronto, todo cambió -fui arrastrada de regreso a mi cuerpo, nuevamente muy conciente de la agonía."


En pocos años algunas de las preguntas básicas fueron contestadas. Kenneth Ring (1980), en la Universidad de Connecticut, encuestó a 102 personas que habían estado próximas a morir y encontró que casi el 50 % había tenido lo que él llamó una "experiencia esencial". La subdividió en cinco etapas: paz, separación del cuerpo, ingreso en la oscuridad (que es como el túnel), visión de la luz e ingreso en la luz. Halló que las últimas etapas eran alcanzadas por menos gente, lo que parece implicar que existe un conjunto ordenado de experiencias aguardando desarrollarse.

Otra pregunta interesante es hasta qué punto las ECM son específicas según la cultura. La escasa investigación existente sugiere que en otras culturas las ECM tienen básicamente la misma estructura, aunque el trasfondo religioso parece influir en su interpretación. Unas pocas ECM se han registrado en niños. Es interesante notar que hoy en día es más probable que los niños vean amigos vivos que aquéllos que han muerto, presumiblemente porque sus compañeros de juego sólo raramente fallecen de enfermedades como escarlatina o viruela (Morse y col., 1986).

Tal vez la pregunta más importante sea: ¿Ud. tuvo necesariamente que haber estado casi muerto para tener una ECM? La respuesta es rotundamente que no (v.g., Morse y col. 1989). Varias experiencias, muy similares entre sí, han sido registradas en personas que han tomado ciertas drogas, estaban extremadamente cansadas u, ocasionalmente, estaban sólo llevando a cabo sus actividades ordinarias.

Debo subrayar que estas experiencias parecen completamente reales -todavía más reales (sea lo que fuere lo que esto signifique) que la vida cotidiana. La experiencia del túnel no es simplemente imaginarse una recorrida a lo largo de un túnel. La visión desde afuera del cuerpo parece completamente realista, no como un sueño, sino como si Ud. realmente estuviese allí arriba y mirando hacia abajo. Poca gente llega a experimentar nuevamente durante su vida tan profundas emociones e introspección. Ellos no dicen "He estado alucinando", "Imaginé que fui al cielo", o "¿Puedo contarle mi adorable sueño?". Es más probable que digan: "He estado fuera de mi cuerpo". O: "Vi a la abuelita en el cielo".

Ya que no todo el que ha estado próximo a morir tiene una ECM, es interesante preguntarse qué clase de gente es más probable que la tenga. Por cierto, Ud. no necesita ser mentalmente inestable. Los que pasan por ECM no difieren de otros en su salud psicológica o su trasfondo. Más aún, la ECM parece realmente producir cambios de personalidad profundos y positivos (Ring 1984). Luego de esta extraordinaria experiencia la gente dice que ya no están tan motivados por la ambición y los logros materiales, sino más interesados en otras personas y sus necesidades. Cualquier teoría sobre las ECM debe rendir cuenta de este efecto.

EXPLICACIONES PARA LAS ECM


* Proyección astral y el otro mundo. ¿Podríamos tener otro cuerpo que es el vehículo de la conciencia y abandona el cuerpo físico en la muerte para continuar hacia otro mundo? Esta, esencialmente, es la doctrina de la proyección astral. En varias formas es muy popular y aparece en buena parte de la literatura de la Nueva Era y ocultista.

Una razón puede ser que las experiencias fuera del cuerpo (EFC) son muy comunes, independientemente de su papel en las ECM. Las encuestas han demostrado que entre 8 % (Islandia) hasta tanto como el 50 % (en grupos especiales, como consumidores de marihuana) han tenido EFC en algún momento de sus vidas. En mi propia encuesta de residentes de Bristol hallé un 12 %. Típicamente, esta gente había estado descansando o acostada y repentinamente sintieron que habían abandonado sus cuerpos, habitualmente por no más de uno o dos minutos (Blackmore, 1984).

Un examen de más de cincuenta culturas diferentes mostró que casi todas ellas creen en un espíritu o alma que puede abandonar el cuerpo (Sheils, 1978). De modo que tanto las EFC como la creencia en otro cuerpo son comunes, pero ¿qué significa esto? ¿Es simplemente que no podemos resignarnos a creer que sólo somos un cuerpo mortal y que la muerte es el fin? ¿O existe realmente otro cuerpo?

Ud. puede pensar que semejante teoría no tiene cabida en la ciencia y debiera ser ignorada. Yo no estoy de acuerdo. Las únicas ideas con las cuales la ciencia no tiene nada que hacer son aquellas puramente metafísicas --ideas que no tienen consecuencias mensurables ni predicciones demostrables. Pero si una teoría hace predicciones, por extravagantes que sean, entonces puede ser puesta a prueba.

La teoría de la proyección astral es, al menos en alguna de sus formas, pasible de ser probada. En los primeros experimentos, los mediums afirmaban ser capaces de proyectar sus cuerpos astrales a cuartos distantes y ver qué estaba ocurriendo allí. Ellos afirmaban no sentir el gusto de los áloes amargos con sus lenguas reales, pero inmediatamente retorcían sus caras con disgusto cuando la sustancia era puesta sobre sus lenguas invisibles (astrales). Desafortunadamente, estos experimentos no fueron adecuadamente controlados (Blackmore, 1982).

En otros experimentos, hubo gente que durante su agonía era puesta en balanzas para intentar detectar la salida del cuerpo astral. Al principio de este siglo se le atribuía un peso de unos 28 gramos. Pero a medida que el aparato se hizo más sensible el peso decayó, implicando que no era un efecto real. Experimentos más recientes han empleado detectores de radiación ultravioleta e infrarroja, de flujo o intensidad del campo magnético, de temperatura o peso, para tratar de capturar el cuerpo astral de alguien que tuviese una EFC. Se han empleado hasta detectores animales y humanos, pero hasta ahora ninguno ha tenido éxito en detectar confiablemente nada (Morris y col. ,1978).

Si algo deja realmente el cuerpo durante una EFC, entonces uno esperaría que (ese "algo") fuese capaz de ver a cierta distancia, en otras palabras, de tener percepción extrasensorial (PES). Han habido varios experimentos con objetivos escondidos. Un éxito fue el de la sujeto de Tart, quien reposaba en una cama con un número de cinco dígitos en un estante encima de ella (Tart, 1968). Durante la noche ella tuvo una EFC e informó correctamente el número, pero los críticos arguyeron que ella podía haberse trepado a la cama para mirarlo. Fuera de éste, los experimentos, como tantos otros en parapsicología, tienden a dar resultados equívocos, sin signos claros de cualquier PES.

Así, esta teoría ha sido puesta a prueba, pero parece haber fallado en todas sus comprobaciones. Si realmente hubiese cuerpos astrales, yo esperaría haber averiguado algo acerca de ellos -¡además de saber cuán difícil es seguirles el rastro!

Adicionalmente, existen importantes objeciones teóricas a la idea de los cuerpos astrales. Si Ud. imagina que la persona se ha ido a otro mundo, tal vez por algún túnel "real", entonces debe preguntarse qué relación existe entre este mundo y el otro. Si el otro mundo es una extensión del mundo físico, entonces debería ser observable y mensurable. El cuerpo astral, el mundo astral y el túnel deberían ser detectables de alguna manera, y deberíamos ser capaces de decir exactamente adónde va el túnel. El hecho de que no podamos determinarlo lleva a mucha gente a decir que el mundo astral está "en otro plano", en un "nivel superior de vibración", y cosas parecidas. Pero a menos que Ud. pueda especificar exactamente lo que esto significa, esas ideas están completamente vacías, aunque puedan sonar atractivas. Desde luego, jamás podremos probar que los cuerpos astrales no existen, pero mi conjetura es que ellos probablemente no existen y que esta teoría no es un camino útil para comprender las EFC.


* El Nacimiento y la ECM. Otra teoría popular hace el acto de morir análogo al del nacimiento: que la experiencia fuera del cuerpo es literalmente sólo eso -revivir el momento en que Ud. emergió del cuerpo de su madre-. El túnel es el canal del parto, y la luz blanca es la luz del mundo en el que Ud. nació. Hasta el ser de luz puede ser "explicado" como un asistente del parto.

Esta teoría fue propuesta por Stanislav Grof y Joan Halifax (1977) y fue popularizada por el astrónomo Carl Sagan (1979), pero lamentablemente es inadecuada para explicar la ECM. Para comenzar, el neonato no vería nada parecido a un túnel mientras está naciendo. El canal del parto está estirado y comprimido y el bebé habitualmente se encuentra forzado a pasar por él apuntando hacia adelante con la parte superoanterior de la cabeza y no con sus ojos (que de todos modos están cerrados). Tampoco tiene las habilidades mentales necesarias para reconocer a la gente en torno a él, y tales habilidades cambian tanto durante el crecimiento que los adultos no pueden reconstruir lo que se sentía ser un bebé.

La "regresión hipnótica a vidas anteriores" es otra pretensión popular. De hecho, las investigaciones realizadas muestran que la gente que supuestamente ha sido regresada bajo hipnosis se comporta como si fuera un bebé o un niño. Pero no es más que actuación. Por ejemplo, no hacen los dibujos que haría un verdadero niño de cinco años, sino los que un adulto imagina que el niño haría. Su vocabulario es demasiado amplio y en general sobreestiman las habilidades de los niños de cualquier edad. No existe evidencia (aún si la idea tuviese sentido) de que realmente hayan retrocedido en el tiempo.

Desde luego, el asunto más importante radica en qué medida esta teoría es pasible de ser puesta a prueba. Por ejemplo, predice que la gente nacida con operación cesárea no debería tener la misma experiencia del túnel y EFC. En lo personal, conduje una encuesta entre personas nacidas normalmente y aquéllas nacidas por cesárea (190 y 36 personas, respectivamente). Porcentajes casi exactamente iguales fueron encontrados en ambos grupos (experiencias del túnel 36 % y EFC 29 %). No he comparado el tipo de nacimiento de gente que ha estado próxima a morir. A lo mejor, esta indagación podría proveer evidencia adicional (Blackmore, 1982b).

En respuesta a estos hallazgos, algunos han argüído que no es el propio nacimiento, sino la idea de nacimiento en general, lo que es revivido. Sin embargo, esto simplemente reduce la teoría a una completa vacuidad.


* Simples alucinaciones. Quizá debiéramos rendirnos y concluir que todas estas experiencias son "sólo imaginación" o "nada más que alucinaciones". Sin embargo, esta es la teoría más débil de todas. Las experiencias deben, en algún sentido, ser alucinaciones, pero esto no constituye por sí mismo explicación alguna. Tenemos que preguntarnos ¿por qué son esta clase de alucinaciones? ¿Por qué túneles?

Algunos dicen que el túnel es una representación simbólica de la entrada a otro mundo. Pero entonces, ¿por qué siempre un túnel y no una barrera, una puerta, o incluso el gran río Estigio? ¿Por qué la luz al final del túnel? ¿Y por qué siempre por encima del cuerpo y no por debajo de éste? No tengo objeciones a la teoría que dice que las experiencias en cuestión son alucinaciones. Solamente objeto la idea de que pueda explicárselas diciendo "son sólo alucinaciones". Esto no explica nada. Una teoría viable respondería las preguntas sin despreciar las experiencias. Intentaré proporcionar esto, aunque sea en forma aproximada.


* La fisiología del túnel. Los túneles no solamente ocurren cerca de la muerte. También son experimentados en la epilepsia y la migraña, al quedarse dormido, al meditar o simplemente al relajarse, con la aplicación de presión en ambos globos oculares y con ciertas drogas como LSD, psilocibina y mescalina. Yo misma los he experimentado muchas veces. Es como si todo el mundo se volviera un vertiginoso y rugiente túnel y Ud. estuviera volando por él hacia una luz brillante situada al final. Sin duda muchos lectores también han estado allí, pues las encuestas muestran que cerca de un tercio de la gente pasó por eso, como este aterrorizado hombre de 28 años que acababa de ser anestesiado para su circuncisión.


"Me parecía estar siendo arrastrado a la ‘velocidad del relámpago’ en un túnel en línea recta hacia el espacio exterior; (no una sensación de flotar) sino como un cohete a una velocidad terrorífica. Parecía haber abandonado mi cuerpo."


En la década de 1930 Heinrich Klüver, en la Universidad de Chicago, notó cuatro formas constantes en las alucinaciones: el túnel, la espiral, la trama o red cristalina y la telaraña. Su origen probablemente se halla en la estructura de la corteza visual, la parte del cerebro que procesa este tipo de información. Imagine que el mundo exterior forma un mapa en la retina, y luego nuevamente en la corteza. La matemática de este mapa es bien conocida (al menos con razonable aproximación). Jack Cowan, un neurobiólogo de la Universidad de Chicago, ha utilizado este mapa para explicar el túnel (Cowan, 1982). La actividad cerebral normalmente se mantiene estable dada la inhibición que ciertas células ejercen sobre otras. La desinhibición (reducción de esta actividad inhibitoria) produce demasiada actividad en el cerebro. Esto puede ocurrir cerca de la muerte, o por drogas como el LSD, que interfieren en la inhibición. Cowan emplea una analogía con la mecánica de fluídos para argüir que la desinhibición inducirá fajas de actividad que se moverán a lo largo de la corteza. Utilizando el método del mapa se puede fácilmente demostrar que las fajas de neuronas activas en la corteza aparecerían como anillos concéntricos o espirales en el campo visual. En otras palabras, si Ud. tiene estas fajas de actividad en la corteza, le parecerá ver un modelo de anillos o espirales en forma de túnel.

Esta teoría es importante porque muestra cómo la estructura del cerebro podría producir en todos la misma alucinación. Sin embargo, yo tenía dudas sobre la idea de estas fajas móviles, y además la teoría de Cowan no explicaba cabalmente la luz brillante en el centro. De modo que Tom Troscianko y yo, en la Universidad de Bristol, tratamos de desarrollar una teoría más sencilla (Blackmore y Troscianko, 1989). Lo más obvio acerca de la representación cortical de la visión es que hay numerosas células que representan el centro del campo visual, pero muy pocas para los bordes. Esto significa que Ud. puede ver cosas pequeñas muy nítidamente en el centro del campo, pero no si están en los bordes. Tomamos este simple hecho como punto de partida y empleamos una computadora para simular lo que ocurriría si Ud. tuviese un ruido eléctrico creciendo gradualmente en su corteza cerebral (N. del T., por efecto de una progresiva desinhibición).

El programa de la computadora comienza con puntos de luz finamente diseminados, puestos en un mapa similar al cortical, con más puntos en el medio y muy pocos en los bordes. El número de puntos aumenta de a poco, imitando el ruido creciente. Ahora el centro comienza a verse como una burbuja blanca y los bordes externos incorporan más y más puntos. Y así se expande hasta que por fin toda la pantalla se llena de luz. La apariencia es exactamente como la de un túnel oscuro con pequeños puntos de luz, con una luz blanca al final, y la luz haciéndose mayor (o más próxima) hasta llenar toda la pantalla.

Si parece improbable que un cuadro tan simple pueda dar la sensación de que se está moviendo, considere dos asuntos. Primero, se sabe que es más probable que los movimientos al azar en la periferia del campo visual sean interpretados como movimientos hacia afuera, que hacia adentro (Georgeson y Harris, 1978). Segundo, el cerebro infiere en gran medida como movimiento propio lo que vemos. Por lo tanto, si se le presenta una porción de luz blanca fluctuante y creciente, su cerebro fácilmente lo interpretará como si Ud. mismo estuviese avanzando dentro de un túnel.

La teoría también hace una predicción acerca de las ECM en ciegos. Si son ciegos por problemas en los ojos, pero tienen una corteza normal, entonces también deberían ver túneles. Pero si su ceguera proviene de una corteza defectuosa o dañada, no debieran verlos. Estas predicciones todavía han de ser puestas a prueba.

Según esta clase de teoría no hay, desde luego, un túnel real. De todos modos, hay una real causa física de la experiencia del túnel. Es el ruido [eléctrico] en la corteza visual. De esta forma podemos explicar el túnel sin despreciar las experiencias y sin necesidad de inventar otros cuerpos u otros mundos.


* Experiencias fuera del cuerpo. Como los túneles, las EFC no están confinadas a las situaciones de casi muerte. También pueden ocurrir mientras uno se relaja o se queda dormido, con la meditación, en la epilepsia y la migraña. También pueden, al menos en unas pocas personas, ser inducidas a voluntad. He estado interesada en las EFC desde que, hace tiempo, yo misma tuve una prolongada y dramática experiencia (Blackmore, 1982).

Es importante recordar que estas experiencias parecen muy reales. La gente no las describe como sueños o fantasías, sino como sucesos que verdaderamente ocurrieron. Esta es, presumo, la razón por la que se buscan explicaciones en términos de otros cuerpos u otros mundos.

Sin embargo, hemos visto el pobre tratamiento que hacen de las EFC las teorías de la proyección astral y el nacimiento. Lo que necesitamos es una teoría que no implique entidades no mensurables u otros mundos indemostrables, sino que explique por qué ocurren las experiencias y por qué parecen tan reales.

Comenzaría preguntando por qué algo parece real. Ud. puede pensar que ello es obvio --después de todo, las cosas que vemos allí afuera son reales, ¿no es cierto? Bien, no; en un sentido no lo son. Como criaturas perceptivas todo cuanto sabemos es lo que nuestros sentidos nos dicen. Y nuestros sentidos nos dicen lo que hay "allá afuera" por medio de la construcción de modelos del mundo con nosotros integrados a él. La totalidad del mundo "allá afuera" y nuestros propios cuerpos son realmente construcciones de nuestras mentes. Empero, estamos seguros siempre de que esta construcción -o, si lo prefiere, este "modelo de la realidad"- es "real", mientras que los demás pensamientos fugaces que tenemos son irreales. A los demás pensamientos les llamamos soñar despiertos, imaginación, fantasías, etc. Nuestros cerebros no tienen dificultad en distinguir la "realidad" de la "imaginación". Pero esta distinción no nos es dada. Es una distinción que el cerebro debe hacer por sí mismo al decidir cuál de sus propios modelos representa al mundo "allá afuera". Yo sugiero que el cerebro hace esto comparando todos los modelos disponibles y eligiendo aquel más estable como la "realidad".

Esto normalmente funcionará muy bien. El modelo creado por los sentidos es el más estable que tiene el sistema (el cerebro). Es obviamente "la realidad", mientras que la imagen que tengo del bar al que iré más tarde es inestable y breve. La elección es fácil. En comparación, cuando Ud. está casi dormido, muy asustado o moribundo, el modelo de los sentidos estará confuso e inestable. Si está bajo una terrible tensión o sufriendo de privación de oxígeno, entonces la elección no será tan simple. Todos los modelos serán inestables.

Entonces, ¿qué ocurrirá ahora? Posiblemente el túnel que está siendo creado por el ruido eléctrico en la corteza visual será el modelo más estable y así, según mi suposición, parecerá real. Las fantasías y las imágenes pueden devenir más estables que el modelo sensorial, y así parecer reales. El sistema habrá perdido su control de entradas.

¿Qué debe entonces hacer un sistema biológico sensible para retornar a la normalidad? Sugeriría que se podrían intentar estas preguntas tales como: "¿Dónde estoy?" "¿Qué está ocurriendo?" Hasta personas bajo intensa tensión retendrán algo de memoria. Pueden recordar el accidente, o saber que estaban en el hospital para ser operados, o recordar el dolor de un ataque cardíaco. Así tratarán de reconstruir, a partir de lo poco que puedan recordar, qué está ocurriendo.

Ahora sabemos algo muy interesante acerca de los modelos de memoria. A menudo se construyen con una perspectiva aérea. Esto es, los sucesos o escenas son vistos como desde arriba. Si Ud. encuentra esto extraño, trate de recordar la última vez que fue a una taberna o la última vez que caminó a orillas del mar. ¿Desde dónde está "usted" mirando esta escena recordada? Si la está viendo desde arriba, comprenderá lo que digo.

De este modo, mi explicación sobre las EFC se torna clara. Un modelo de memoria en perspectiva aérea ha prevalecido sobre el modelo sensorial. Parece perfectamente real porque es el mejor modelo que el sistema tiene en ese momento. De hecho, parece real por la misma razón por la que cualquier cosa parece real.

Esta teoría de las EFC lleva a muchas predicciones comprobables. Por ejemplo, la gente que habitualmente usa perspectivas aéreas debería tener mayores chances de EFC. Tanto el psicólogo australiano Harvey Irwin (1986) como yo misma (Blackmore, 1987) hemos hallado que la gente que sueña como si fuese espectadora tiene más EFC, aunque no parece haber diferencias por el uso de diferentes perspectivas durante la vigilia. Además, he hallado que también es más probable que informe EFC la gente que puede cambiar de perspectiva en su imaginación con mayor facilidad.

Desde luego, esta teoría dice que el mundo de las EFC es solamente un modelo de memoria. Debería corresponder al mundo real sólo cuando la persona ya hubiera sabido algo acerca de éste o pudiera deducirlo de la información disponible. Esto representa un gran desafío para la investigación sobre experiencias de casi muerte.

Algunos investigadores afirman que la gente a punto de morir puede realmente ver cosas que sería imposible que supiesen. Por ejemplo, el cardiólogo norteamericano Michael Sabom (1982) afirma que un grupo de pacientes informaron el comportamiento exacto de las agujas del aparato de monitoreo cuando tenían los ojos cerrados y parecían estar inconcientes. Adicionalmente, comparó estas descripciones con aquellas de personas que imaginaban estar siendo reanimadas y halló que los verdaderos pacientes daban descripciones mucho más exactas y detalladas.

Hay problemas con esta comparación. Lo más importante es que la gente que realmente fue reanimada pudo probablemente sentir algunas de las manipulaciones que les hicieron y escuchar lo que estaba ocurriendo. La audición es el último sentido que se pierde y, como se dará cuenta si alguna vez oye una obra radial o las noticias, Ud. puede obtener una imagen visual muy clara cuando sólo escucha algo. Luego, en esta forma la persona moribunda podría construir un cuadro bastante aproximado. Desde luego, la audición no le permite ver el comportamiento de las agujas, de modo que si Sabom tiene razón yo estoy equivocada. Solamente podemos esperar más investigación para dilucidarlo.


* La panorámica vital. La experiencia de ver extractos de su vida que relampaguean delante de Ud. no es realmente tan misteriosa como parece a primera vista. Desde hace tiempo se sabe que la estimulación de células del lóbulo temporal del cerebro puede producir experiencias instantáneas que parecen el revivir de memorias. También la epilepsia del lóbulo temporal puede producir experiencias similares y tales ataques pueden involucrar otras estructuras límbicas del cerebro, como la amígdala y el hipocampo, que también están relacionadas con la memoria.

Imagine que el ruido del cerebro moribundo estimula a células de esa forma. Los recuerdos serán reavivados y, según mi hipótesis, si ellos son el modelo más estable con que el sistema cuenta en ese momento, parecerán reales. Para la persona moribunda, bien pueden ser mucho más estables que el confuso y ruidoso modelo sensorial.

El vínculo entre la epilepsia del lóbulo temporal y la ECM ha formado la base de un exhaustivo modelo neurobiológico de la ECM (Saavedra-Aguilar y Gómez-Jería, 1989). Ellos sugieren que el estrés cerebral consecutivo a un episodio próximo a la muerte lleva a la liberación de neuropéptidos y neurotransmisores (en particular las endorfinas u opiáceos endógenos). Entonces, estos estimulan el sistema límbico y otras áreas conexas. Adicionalmente, el efecto de las endorfinas explicaría la paz y otros estados emocionales positivos tan a menudo asociados con ECM. Morse proveyó evidencia de que algunos niños privados de oxígeno y tratados con opiáceos no tuvieron alucinaciones del tipo de las ECM, y él y sus colegas (Morse y col., 1986) han desarrollado una teoría basada en el papel del neurotransmisor serotonina, en lugar de las endorfinas. La investigación sobre la neuroquímica de las ECM recién comienza, y debería proveernos de un entendimiento mucho más detallado de la panorámica vital.

Desde luego que hay mucho más en la panorámica vital que simplemente recuerdos. La persona siente como si estuviese juzgando estos sucesos vitales y se le mostrara su importancia y significado. Sugiero que esto tampoco es demasiado extraño. Cuando el mundo normal de los sentidos se ha marchado y los recuerdos parecen reales, cambia nuestra perspectiva acerca de la vida propia. No podemos continuar tan ligados a nuestros planes, esperanzas, ambiciones, temores que se desvanecen y se tornan insignificantes, mientras el pasado retorna nuevamente a la vida. Solamente podemos aceptarlo tal como es, y no hay quien lo juzgue más que nosostros mismos. Esta es, pienso, la razón por la que muchos de quienes han estado cerca de la muerte dicen que encararon su vida pasada con aceptación y ecuanimidad.


* Otros mundos. Ahora llegamos a los aspectos que podrían parecer más extraordinarios de las ECM; los mundos más allá del túnel y la EFC. Sin emargo, pienso que ahora se podrá ver que no son tan extraordinarios. En este estado, el mundo externo ya no es real, pero los mundos internos sí lo son. Cualquier cosa que imaginemos con suficiente claridad parecerá real. ¿Y qué imaginaremos si sentimos que estamos a punto de morir? Estoy segura que para mucha gente, será el mundo que esperan o anhelan ver. Sus mentes pueden volverse hacia personas que conocieron, quienes han muerto antes, o hacia el mundo al cual desean entrar próximamente. Como las otras imágenes que hemos considerado, éstas parecerán perfectamente reales.

Finalmente, están aquellos aspectos de las ECM que son inefables -no pueden expresarse con palabras-. Sospecho que esto se debe a que algunas personas dan un paso más, un paso hacia la inexistencia. Trataré de explicar esto haciendo otra pregunta: ¿Qué es la conciencia? Si Ud. dice que es una cosa, otro cuerpo, una sustancia, se meterá en la misma clase de dificultades en que nos metimos en las EFC. Yo prefiero decir que la conciencia, simplemente, es cómo estar en un modelo mental. En otras palabras, todos los modelos mentales en una persona dada son concientes, pero solamente uno de ellos es un modelo de "mí". Este es aquel del cual yo pienso como yo mismo, y con el cual relaciono todo lo demás. Le da un núcleo a mi vida. Me permite pensar que soy una persona, algo que continúa viviendo todo el tiempo. Me permite ignorar que "yo" cambio momento a momento, y hasta desaparezco cada noche durante el sueño.

Ahora bien, cuando el cerebro se aproxima a la muerte, este modelo de uno mismo puede hacerse a un lado. Ahora no hay "uno mismo". Es una extraña y dramática experiencia, porque desaparece el experimentador, pero aún así existe la experiencia.

Este estado es obviamente difícil de describir, porque el "usted" que está tratando de describirla no puede imaginarse inexistente. Empero, esta profunda experiencia deja su marca. El "yo" nunca parece el mismo nuevamente.


* Los efectos posteriores. Pienso que podemos ahora ver por qué un suceso esencialmente fisiológico puede cambiar tan profundamente la vida de la gente. La experiencia ha sacudido su opinión común (y errónea) acerca de las relaciones entre ella y el mundo. Suponemos muy fácilmente que somos alguna clase de entidad persistente que habita un cuerpo mortal. Pero, como enseñó el Buda, debemos aprender a ver a través de esa ilusión. El mundo es sólo una construcción de un sistema de procesamiento de información, y también lo es el "yo". Creo que la ECM le permite a la gente dar un vistazo dentro de la naturaleza de sus propias mentes, que es difícil de obtener de otra manera. Las drogas pueden inducirlo temporariamente, las experiencias místicas pueden hacerlo en personas excepcionales, y también largos años de práctica de meditación o reflexión. Pero la ECM puede repentinamente golpear a cualquiera y mostrarle lo que nunca supo antes, que su cuerpo es tan sólo eso --un montón de carne-- y que no se es muy importantes, después de todo. Y esta es una experiencia muy liberadora e iluminadora.


* ¿Y después? Si mi análisis de la ECM es correcto, podemos extrapolar hasta la siguiente etapa. La falta de oxígeno produce primero un aumento de actividad a través de la desinhibición, pero finalmente todo se detiene. Ya que es esta actividad la que produce los modelos que dan lugar a la conciencia, entones todo esto cesará. No habrá más experiencia, ni más "yo", y por tanto esto, en lo que a mi "yo" construído se refiere, es el fin.

Entonces, ¿las ECM ocurren dentro del cuerpo o fuera de él? Yo diría que ni dentro ni fuera, pues ni las experiencias ni el "yo" tienen localización alguna. Es finalmente la muerte la que disuelve la ilusión de que somos una identidad sólida dentro de un cuerpo.


Sobre ésta monografía:

En noviembre de 1990 visité los Países Bajo para dar dos conferencias. La primera, sobre parapscología , era parte de una serie organizada por el Stadium Generale de la Universidad de Utrecht y titulada “ La ciencia confronta lo paranormal”. La segunda fue en la conferencia de Skepsis. Skepsis se refiere a la muy activa asociación de escépticos holandeses llamada Stichting Skepsis, que significa “ fundación escéptica”.

Cornelis de Jager, profesor emérito de astronomía, es su titular. Skepsis surgió en 1987 y publica el periódico Skepter. Stichting Skepsis también publica actas de conferencias y monografías sobre temas tales como reencarnación, espiritismo y la homeopatía. Como su propósito es educar al público, Skepsis recibió un subsidio inicial del gobierno, pero ahora se financia sola, gracias a generosas donaciones de sus miembros. Este trabajo fue presentado en la Conferencia que organizó Skepsis en 1990, con el título “La creencia en lo paranormal”. Susan Blackmore


Publicación Original: Skeptical Inquirer (....). Primera Publicación en Español: El Ojo Escéptico N° 4. Órgano de difusión del CAIRP. Traducción: Elen Popper.


BIOGRAFÍAS RELACIONADAS:

Susan Blackmore

William Barrett

Raymond Moody

Kenneth Ring

Stanislav

Grof Carl Sagan


REFERENCIAS:

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Blackmore, S.J., 1982a. Beyond the Body. London: Heinemann.

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Blackmore, S.J., 1987. Where am I? Perspectives in imagery and the out-of-body experience. Journal of Mental Imagery, 11: 53-66.

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Pags 8-12


Acerca de "La gran esperanza", el último libro de Victor Sueiro

CUANDO SUENA EL DESPERTADOR

Por Benjamín Santos Pedrotti


En éste, su segundo libro sobre el mismo tema, el autor vuelve a recopilar opiniones de distintas personas y la palabra de quienes pasaron por una Experiencia Cercana a la Muerte (ECM) para reafirmar su posición, según la cual estas experiencias demuestran fehaciente-mente la existencia de vida después de la muerte.


Por un lado --sin entrar a analizar su consabida falta de objetividad-- nos hallamos ante un tema conmovedor que, por su gran carga emotiva, seguramente toca muy de cerca a aquellos que han perdido a un ser querido o que están atravesando un serio problema de salud; a lo que se agregan los buenos deseos del señor Sueiro de ofrecer una esperanza ante este límite llamado muerte.


Pero si separamos el impacto emocional que provocan estos relatos de los hechos en sí, encontramos que sus argumentos son frágiles como un castillo de naipes. En realidad, son tan carentes de contenido que no se los debería llamar "argumentos" sino expresiones de deseo.


Por otro lado, como es su costumbre, maneja la información en forma arbitraria y selectiva y, una vez más, omite o desconoce los resultados de otros trabajos de investigación en forma muy conveniente 1.


Sin embargo, este libro tiene un nuevo condimento: arremete reiteradas veces contra la ciencia, los escépticos, el método científico, los racionalistas, los positivistas, el conocimiento científico, los materialistas, etcétera, metiendo todo en la misma bolsa. Tanto más habla de la ciencia, tanto más demuestra su ignorancia al respecto. A esto, en criollo, se le llama "mear fuera del tarro". Pareciera que el señor Sueiro sufre de incontinencia.

Pero esto no es todo. Cuando este buen señor se refiere a la vida después de la muerte no hace una exposi-ción de su creencia, sino que habla de un "hecho irrefutable". ¡La "Gran Experiencia" (como él la llama) es la prueba! Y considerándose poseedor de esta verdad absoluta, la difunde convencido de que así paliará la angus-tia de los que han perdido al ser amado, o la de cualquiera que se detenga a pensar en su propia muerte.


La realidad golpea y a veces más duro de lo que imaginamos.


¿Qué les dirá el señor Sueiro a todas las personas que leyeron sus libros, a todos los que asistieron a sus charlas o lo vieron en TV, el día que se enteren que esa "Gran Experiencia" no es más que el producto de determinada actividad cerebral, que también se da en personas sanas y se las puede, en algunos casos, inducir voluntariamente 2?


¿Qué les dirá Sueiro cuando ya no tengan esa ilusión? ¿Seguirá buscando quimeras de dónde aferrarse y que ofrecer a los demás? ¿Seguirá, como dice el mismo, "buscando con desesperación datos y gente que me ayude a abrir las puertas de la esperanza..."?


¿Cuánto más?


Seguramente, hace falta valor para aceptar la posibilidad de que somos finitos. Pero también hace falta valor para comprender que la Gran Experiencia es la que empieza cada mañana, cuando suena el despertador.


Referencias


(1) Santos Pedrotti, Benjamín; "Más allá de la vida, más acá de la fantasía" en El Ojo Escéptico Vol. 1 Nº 2, p. 7.

(2) Blackmore, Susan; ver este mismo número.
 
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