CURANDERISMO Investigación en hospitales de Buenos Aires y Gran Buenos Aires SLEPETIS, A. M.(1); Leczycki, H. V.(2); AYUB, A. D.(3); OCAMPO, S.(3); GESLIN, O. D. (4) y MEIRA, O. (3) . (1) Hospital Municipal General de Agudos "E. Tornú". (2) Hospital "A. Posadas". (3) Hospital "Gral. M. Belgrano". (4) Hospital Municipal "Dr. Diego E. Thompson". Tras una encuesta oral efectuada a 250 personas durante noviembre de 1991, un 22,4% del total de encuestados de la Capital Federal y de la provincia de Buenos Aires declaró haber tenido experiencias con curanderos. Los autores ensayan una clasificación según los métodos, mencionan con sus particularidades las fases diagnóstica y terapéutica Y analizan los significados de las diversas cifras, comentando los posibles factores de influencia. La presente investigación constituye otro paso hacia la comprensión del problema del curanderismo en la Argentina. Al brujo o hechicero o curandero arcaico de la Medicina Primitiva le sucedió el médico; en muchas regiones continuó como curandero practicante de las llamadas medicinas tradicionales, folklóricas o indígenas. En nuestro medio y en nuestro tiempo, curanderismo es practicar el arte de curar sin tener título profesional ni autorización legal, en forma habitual, con propósito lucrativo o sin él. Así surge del inciso primero del artículo 208 del Código Penal (Ejercicio ilegal de la Medicina) (3-4-5). También es curanderismo excederse en el límite de una autorización; p.ej.: un farmacéutico que diagnostica e indica tratamientos, o un psicólogo que medica fuera de su área específica. Asimismo un médico extranjero que actúa sin reválida (3-4-5). Pero lo que a nosotros nos interesa aquí es aquel curandero que es reconocido como curandero o mano santa por el paciente. Pues pretendemos plantear la problemática de la importancia y los métodos del curanderismo en nuestro medio, en el sentido clásico; en la población que habitualmente concurre a nuestros hospitales. Un farmacéutico o un idóneo en su farmacia, que indica tratamientos, un enfermero que aplica inyecciones endovenosas, un optometrista que prescribe cristales, etc., incurren, jurídicamente, en curanderismo (3-4-5), pero los pacientes no tienen conciencia de ello: sus motivaciones no son consultar a un curandero. También descartamos de este trabajo los casos de curaciones por la fe religiosa, campo en que habría que incursionar, entre otros, en los problemas de lo sobrenatural y de las sectas. Podemos clasificar --sin agotar la lista-- el curanderismo de acuerdo a los métodos practicados: -- Herbolaria. -- Ungüentos. -- Preparaciones ingeribles (fuera de la herbolaria), que remedan formas medicinales. -- Palabras: ensalmos -- Manos: imposición, pases, "tirar el cuerito" -- Talismanes, cadenas, pulseras, etc. (cargados de "energía sanadora" por un curandero) -- Cirugía psi o mediúmnica -- Partos y abortos por un no profesional -- Medicinas alternativas por un no profesional: Medicina floral de Bach Acupuntura Quiropraxia, etc. Acotamos, aunque es obvio, que en el caso de la herbolaria nos referimos a las prácticas de curanderos; excluímos las automedicaciones. En muchos casos, los curanderos se atribuyen, o les atribuyen, poderes extraordinarios. Estos poderes fuera de lo normal o paranormales son objeto de la parapsicología. Los llamados, en general, fenómenos psi. Los fenómenos psi son la percepción extrasensoria (PES) y la psicocinesia (PK); la PES reúne la telepatía, la clarividencia y la precognición (6-7). En el caso de los curanderos que se atribuyen poderes paranormales se trataría de la acción de sus mentes sobre la materia del paciente; esto es, lo que en parapsicología se denomina PK. Las presuntas curaciones logradas por tales sujetos se llaman curaciones paranormales o curaciones psi (9). En el proceso de curaciones paranormales existen dos fases: la de diagnóstico y la de terapia. El diagnóstico lo realizan: -- percibiendo el "aura" por clarividencia (telemnesia), en trance o no, asistidos o no por un ser espiritual -- por radioestesia (péndulo) -- por psicometría -- bajo estado hipnótico El diagnóstico es muy impreciso; se expresan en una terminología muchas veces folklórica (mal de ojo, empacho, etc.); en vez de diagnóstico podríamos hablar, más propiamente, de "expresión de padecimientos". Muchas veces el paciente refiere su dolencia después de recibir el "tratamiento". En la fase de terapia de las curaciones paranormales se usan, en general: -- las palabras (ensalmos) -- las manos (imposición, pases) -- objetos "cargados de energía" -- la cirugía psi o mediúmnica (8) La herbolaria o Medicina herbaria es una forma de tradiciones curativas empíricas; a veces se agregan palabras mágicas. En la acción de curanderos en casos de partos hay una problemática de educación e insuficiencia económica fundamental-mente. En el caso de abortos, juega, además, el factor de obtener --en la ilegalidad-- lo que no se puede obtener legalmente. El empleo de medicinas alternativas o blandas o paralelas o heterodoxas o no convencionales por no profesionales plantea una problemática especial (2), pues aparentan tener un respaldo científico o tradicional exótico. En el caso de las flores de Bach, muchas veces se les atribuyen propiedades paranormales especiales. MÉTODO Todos nosotros, los autores, nos instruímos en el tema del curanderismo. Aplicamos el método de la encuesta oral, hecha por nosotros mismos. La encuesta interrogaba sobre: -Edad (mayores de 10 años) -Sexo -Lugar de nacimiento -Escolaridad -Ocupación actual -Antecedentes de atención por curandero: método patología -Resultado (según el paciente): positivo / negativo / no recuerda La encuesta la realizamos durante el mes de noviembre de 1991 en el Hospital "Gral. M. Belgrano", de Villa Zagala, provincia de Buenos Aires (Consultorio externo de cirugía e internados), en el Hospital "A. Posadas", de Haedo, provincia de Bs. As. (Consultorio externo de reumatología), en el Hospital Municipal General de Agudos "E. Tornú", de la Capital Federal (internados y Departamento de Urgencia), y en el Hospital Municipal "Dr. Diego E. Thompson", de San Martín, provincia de Bs. As. (Consultorio externo de obstetricia). Al primer hospital mencionado corresponden 100 casos; 50 a cada uno de los otros. Cada caso fue encuestado por uno solo de nosotros RESULTADOS Edad (en años) N° de casos____________________________ Total Con curanderismo Sin curanderismo 11-20 35 9 26 21-30 55 11 44 31-40 44 7 37 41-50 29 10 19 51-60 39 8 31 61-70 35 5 30 71-80 11 5 6 81 o + 2 1 1 TOTAL 250 56 194 Edad(en años) En el total Curanderismo de encuestados Sí No ______________________________________________________________ Mínima 11 11 15 Máxima 89 87 89 Mediana 37 38 36
Total 250 56 194
TOTAL 250 56 194
Total 56 100 DISCUSIÓN Y COMENTARIOS Por el método oral encuestamos 250 casos (quienes concurrieron a los cuatro hospitales mencionados) con respecto a sus antecedentes de haber consultado en algún momento de sus vidas a un curandero. Prácticamente todos residían en la Capital Federal o en la provincia de Buenos Aires. Tenían una mediana etaria de 37 años, con una edad mínima de 11 años y una máxima de 89, con leve predominio del grupo etario de 21 a 30 años, debido a que 50 casos pertenecían a un Servicio de obstetricia (si apartáramos estos 50 casos la mediana sería 47 años). Aclaramos que no aceptábamos para la encuesta a menores de 10 años inclusive, pues interrogábamos directamente a las personas objeto del interés de este trabajo. Hubo franco predominio del sexo femenino: 63,6%; el masculino 36,4%; por la misma influencia de los 50 casos del Servicio de obstetricia. El 55,2 correspondió a oriundos de la Capital Federal o de la provincia de Buenos Aires; sólo el 6,8% eran extranjeros; el resto (38%) eran oriundos del resto de la República Argentina; como se distribuían en pequeños números por casi todas las provincias los sumamos en un solo grupo. Con relación a la instrucción de esa población, constatamos que el 8,8% eran analfabetos, el 66,8% habían cursado total o parcialmente la escuela primaria y que el 24,4% habían cursado la secundaria, también total o parcialmente; sin ningún caso de enseñanza terciaria. Las respues-tas acerca de la ocupación actual de esa población las hemos clasificado tratando de reducirlas a un número de grupos menor; quizá lo único destacable es que existía un 44,4% en el rubro de tareas domésticas (todas mujeres). En tal población, así caracterizada, aparece un 22,4% de casos con antecedentes de curanderismo. Nerio Rojas afirmaba, hace 40 años, que "Entre nosotros el curanderismo es un mal endémico y general" (5); muchos tienen la impresión de que se ha incrementado. Conjeturamos que tal cifra podría modificarse, en más, en caso de hacer un re-interrogatorio más exhaustivo; sería interesante poner esto en práctica y, asimismo, que sea realizado por otro profesional. La forma de interrogar y el tiempo que se le dedica a ello, seguramente, influyen en las respuestas. A favor de esto mismo habla el hecho de que en los 56 casos con antecedentes de curanderismo sólo en 3 apareció un poli-antecedente: en un caso de una mujer de 87 años, 4, y en los otros dos casos, 2. Pensamos que si se consulta a un curandero, es lógico que en curso de la vida la visita se reitere en algún momento, por lo menos en cierto número de casos. El único reparo --por otra parte, no demasiado fuerte-- sería que hubieron bastantes resultados negativos en los tratamientos de los curanderos: 51,8%, lo que justificaría una escasa reiteración; aunque sobre esto volveremos más adelante. Por lo demás, acotamos que no hemos considerado en nuestra estadística como antecedente de curanderismo los casos de familiares (hijos, nietos) que el interrogado llevó a la consulta de un curandero, como varias veces surgió espontáneamente durante la encuesta. Hallamos una diferencia de 5,9% en consultas a curanderos según el sexo de los consultantes; así consultaron el 18,6% de los varones y el 24,5% de las mujeres. Esta diferencia, bastante escasa, hablaría, por el momento, contra el prejuicio, bastante extendido en nuestro medio, de que existe gran mayoría de mujeres entre quienes concurren a un curandero. La distribución de los que tienen experiencia con curanderos en los distintos grupos etarios es muy relativa, pues en la encuesta no fijamos a qué edad se tuvieron tales experiencias. El hecho de que la encuesta estuvo dirigida a consultantes de hospitales podría ser un indicio de que, de alguna manera, algunos han pasado a no aceptar el curanderismo y ello, psicológicamente, sería un mecanismo para eliminar de la memoria tales antecedentes. La experiencia de consultar curanderos se incrementó, aparentemente, cuando se pasa a la segunda enseñanza: el 22,7% del total de analfabetos, el 19,1% del total con instrucción primaria, y el 31,1% del total con instrucción secundaria. Debemos hacer la salvedad de que en un número indeterminado de casos seguramente alcanzaron tal nivel de instrucción después de las consultas a curanderos. También debemos pensar que los casos de nivel secundario son los que mejor recuerdan o que dispensaron más interés a las preguntas de la encuesta. Con respecto al lugar de donde los casos eran oriundos, vemos que los de la Capital Federal y la provincia de Bs. As. han consultado en el 20,2%, y los del resto del país en el 27,3%; o sea, un 7,1% más en los oriundos del resto del país. Previamente podríamos haber presumido una diferencia mayor; aquí podría jugar el hecho de que en bastantes casos los oriundos de la Capital Federal y de la provincia de Bs. As. eran familias que llegaron de otras regiones. En el grupo de extranjeros el porcentaje baja a un 11,7%, pero no le adjudicamos valor pues se trata de 2 casos de un pequeño total de 17. Acotamos que existen trabajos que indagan la problemática de los extranjeros en el tema de este estudio (1). Creemos que resultaría de poca consistencia analizar aquí la relación de la ocupación y el curanderismo, pues había un gran número de ocupaciones, que tratamos de unificar como hemos manifestado más arriba, que cada ocupación no fue muy bien definida, que las cifras por ocupaciones son relativamente bajas (salvo en tareas domésticas) y, por último, que sólo se trataba de la ocupación actual. Del análisis de los 56 casos que consultaron a curanderos, surge que las consultas fueron por 61 patologías (en un caso una mujer refirió 4 consultas distintas y otras 2, cada una 2 patologías); el 91% recaía en patologías digestivas, ósteomusculares, psíquicas, cefálicas (cefalea, ojeada, mareos) y dermatológicas. El método más frecuente que emplearon los curanderos fueron las palabras, generalmente en forma de fórmulas mágicas o ensalmos; alcanzaron el 42,6%. En segundo lugar se instaló la herbolaria, con el 18%; en la mayoría de los casos, se trató de ingestión de preparaciones de hierbas, pero también figuró hidroterapia con hierbas aromáticas y fricciones. Entre los métodos agregamos el de la cinta (para el empacho), que hallamos en el 8,5% de los casos; este método está acompañado de palabras; a estos ensalmos nosotros le habíamos dado prioridad en la clasificación tentativa de la introducción, pero durante los interrogatorios constatamos que, para muchos, lo impactante, lo central, es la cinta. Apareció un caso de "miradas", método que no habíamos mencionado en el introito; desde luego que no se trata de hipnosis; sería un caso de pases con los ojos. Hubo un 4,9% de casos de acupuntura. La acupuntura corresponde a la medicina tradicional en China, donde se la conoce por lo menos desde el siglo III A. de C. En nuestro medio es una medicina alternativa; pero en este trabajo corresponde al curanderismo porque no fue realizada por profesionales autorizados. La terapia floral del galés Edward Bach (3,2%) también es considerada una medicina alternativa; en nuestro caso fue usada por no profesionales. Debemos considerar el hecho de que actualmente está en boga (ver este mismo número, página 3). En nuestro estudio, la acupuntura y la terapia floral son las terapias alternativas que se detectaron; suman un 8,1%, pero no olvidemos que fue empleada por personas no autorizadas. La aparición de 1 caso de "túnel fotónico" tampoco fue prevista en la introducción (clasificación imposible de agotar, por supuesto); habitualmente, estos aparatos y otros son propios de los charlatanes, y no de los curanderos. Empleamos el término "charlatanes" en la acepción de los que poseen título habilitante del arte de curar pero que ejercen la medicina en forma ilegal, según lo prevee el artículo 208 del Código Penal (3-4-5). Hacemos la salvedad de que en los casos de objetos "cargados" (talismán y cadena), éstos fueron "cargados de energía", para sanar por un curandero; en nuestro medio es frecuente el uso de "pulseras magnéticas antirreumáticas" pero en tal caso falta la entrevista al curandero; sólo hay un vendedor. En la clasificación de métodos hemos tomado el predominante, pues a veces había una mezcla. En la encuesta no apareció la cirugía mediúmnica o psi o paranormal o psíquica; seguramente porque en nuestro trabajo los consultados no son un número suficientemente grande; además, en la Argentina todavía no está tan difundida como, por ejemplo, en Filipinas o en el Brasil (8). En síntesis, el 85% de los métodos aplicados corresponden a la Medicina tradicional o folklórica (ensalmos, herbolaria, ungüentos, preparaciones ingeribles, tirar el cuerito, de la cinta, imposición). Al realizar la encuesta, notamos que en bastantes casos respondían espontánea-mente sobre acciones sanadoras de agentes de diversos cultos y creencias; aunque ello no fue evaluado porque, en este trabajo, esa problemática fue excluída. Evidentemente, podemos afirmar que muchos creyentes tienen de tales religiosos una imagen de curanderos. Los consultados han estimado, descartando los 2 casos que no recordaban, que en el 48,1% la acción del curandero fue positiva (curaciones o mejorías) y en el 51,8% negativa. Aclaramos que los 3 casos de policonsultas fueron asentadas aquí, cada uno de ellos, en forma global, unifica-da. La evaluación retrospectiva mediata que efectuaron los encuestados pudo estar influída por diversos factores que, por lo menos, no debemos descartar sin sopesar-los con cierto cuidado: -- la población consultada correspondía a concurrentes a hospitales, lo que podría sugerir una opinión negativa sobre la eficacia del curanderismo, o que habían mudado de opinión; -- la respuesta que dieron podría haber estado condicionada por el hecho de que el que preguntaba era un profesional que ellos imaginan que no es afecto al curanderismo. Resumen y conclusiones -- Se compendia acerca del curanderismo, incluso acerca de las curaciones paranormales; se lo clasifica según métodos; se mencionan con sus particularidades las fases diagnóstica y terapéutica. -- En los Hospitales "Gral. M. Belgrano", "A, Posadas", "General de Agudos E. Tornú" y "Dr. Diego E. Thompson", durante noviembre de 1991, se encuestaron oral-mente 250 personas, de ambos sexos, de diversas ocupaciones, distintos niveles educacionales, el 55,2% oriundo de la Capital Federal o de la provincia de Buenos Aires, mayores de los 10 años de edad. -- Respondieron que tuvieron experiencias con curanderos el 22,4% del total de encuestados. -- Las patologías predominantes fueron las digestivas, ósteomusculares, psíquicas, cefálicas y dermatológicas, que abarcaron el 91,6%. -- Los métodos "curativos" correspondieron a la medicina folklórica en el 85%. --Se analizan los significados de las diversas cifras y se mencionan los factores influye ntes. El presente trabajo intentó dar un paso hacia la comprensión del problema del curanderismo en este medio. Es una base para una futura ampliación y profundiza-ción de esta temática. Bibliografía 1) Kraut, A. M.: "Healers and strangers. Inmigrant attitudes toward the physician in America --a relationship in historical perspective". J.A.M.A. 263 (13): 1807-1811, 1990. 2) McGinnis, L. S.: "Alternative therapies. 1990. An overview". Cancer. 67 (6): 1788-1792, 1991. 3) Montesinos, M. R.: "Ejercicio Ilegal de la Profesión". Ética en Medicina. Fundación A. J. Roemmers. 115-127, 1982. 4) Pacheco, R. E.: "Medicina Legal". Ed. López, Buenos Aires, 1990. 5) Rojas, N.: "Medicina Legal". Ed. El Ateneo, Buenos Aires. 553-589, 1953. 6) Slepetis, A. M.: "Parapsicología". Orientación Médica. 24 (1116): 59-61, 1975. 7) Slepetis, A. M.: "Un misterio: la parapsicología". A. L. Balsas. 50 (1515): 5, 1978. 8) Slepetis, A. M.: "Cirugía psi". El Ojo Escéptico. 1 (1): 7, 1991. 9) Stelter, A.: "Curación Psi". Plaza y Janés Ed., Barcelona, 1976. ABSTRACT Healers: a research in Buenos Aires hospitals Results from an inquest held at various hospitals show that 22,4% out of 250 patients had on previous occasions consulted healers. The authors attempt to classify the different methods employed by healers, analyze the diagnostic and therapeutic phases of treatments they apply and comment on the possible influential factors involved. Otros perfiles del mismo fenómeno Hubo varios estudios que también estuvieron orientados a determinar, aunque desde distintos ángulos, las estructuras psicosociales de los pacientes que acuden a un curandero. Una encuesta que proporcionó interesantes antecedentes en este campo fue realizada en Alemania por el Instituto de Friburgo para las Áreas Limítrofes de la Psicología y Psicohigiene con el curador psíquico Jurt Trampler. La investigación apuntó a buscar y analizar las señas distintivas de los pacientes con el fin de descubrir si el éxito o el fracaso del tratamiento administrado por el curandero era afectado por ciertas características estructurales de la personalidad. Para ello se intentó determinar el estatus sociológico, las expectativas y las actitudes de un grupo de 650 pacientes que concurrieron voluntariamente al instituto de Trampler. A los pacientes se les administró entrevistas y test psicológicos y se efectuaron exámenes físicos antes y después del tratamiento del sanador. Durante un período de control de catorce meses, en un 61% de los casos se produjeron mejoras subjetivas y temporarias, De este modo, se llegó a la conclusión de que la influencia de Trampler producía principalmente cambios subjetivos en la condición de los pacientes, ya que las mejoras objetivas sólo se dieron en un 11% de los casos. Sin embargo, en ningún caso el tratamiento fue objetivamente dañino. La predisposición de los pacientes fue otro factor determinante en las mejoras subjetivas; según las actitudes positivas o negativas iniciales, podían predecirse los resultados. Un estudio más reciente fue llevado a cabo por Ladislao E. Márquez (1984) con un curandero de Brasil que decía incorporar entidades espirituales, quienes "lo asistían" en unas intervenciones que denominaba "operaciones espirituales" o "en lo astral". Totalizando una muestra de 86 casos con previo registro de los datos a correlacionar (sexo, edad, nivel educativo, visita a curanderos, consultas y diagnósticos médicos y sintomatología), el autor hizo un seguimiento de la evolución de los pacientes a corto y largo plazo clasificándolos en Grupo con Resultado Positivo (Totalmente Aliviado/Mejor) y Grupo con Resultado Negativo (Igual/Peor) en función de los resultados obtenidos según informaron los pacientes. Entre otras cosas, el estudio demostró que, si bien un notable número de personas afirmó sentir una mejoría manteniéndose a largo plazo en ese estado (53%), tan sólo cuatro personas efectuaron una consulta médica posterior, dando una clara idea del carácter estrictamente subjetivo que revestían las respuestas. A esto se le sumó, en muchos casos, la falta de diagnósticos médicos previos a la consulta del curandero, así como la imprecisión de las enfermedades (dolores de estómago, dolores cervicales, molestias vaginales, falta de apetito, malestar anímico, problemas nerviosos, problemas digestivos, problemas óseos, etc.). Esto hizo suponer, con un alto grado de certeza, que los alivios señalados apuntaban fundamentalmente a los síntomas y no a la enfermedad propiamente dicha en caso de que existiera, pormenorizando lo que muchos denominan "cura" para ser, más precisamente, un incipiente alivio o mejoría. EOEOEOE Fuente: Márquez, L. E.: "Curanderismo. Investigación con un curandero de Brasil." Cuadernos de Parapsicología, Año 17, N° 3, setiembre 1984.
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