Pirámides y radiónica Publicado originalmente en la revista del consumidor Test Achats , bajo el título "Bon a Savoir" (Es bueno saber) N° 323, de junio de 1990. ¿Vale la pena poner a prueba el poder de las pirámides por una vía experimental? Sí, porque nunca faltan los advenedizos que acusan a los escépticos de "juicios infundados". Aquí, los resultados de una investigación publicada por los colegas del Comité Para de Bélgica. Ya en dos ocasiones el Comité Para* se ha abocado al "misterio" de las pirámides. En el n° 49 de la revista Nouvelles Breves, pgs. 450-451 publicó las instrucciones exactas provistas por el mensuario L’ecologiste para construir una pirámide de poderes sorprendentes y se tomó el trabajo de probar --en múltiples experiencias sin resultado positivo-- sus pretendidas virtudes. En el n° 51 de Nouvelles Breves, pgs. 500-502, el Comité relata un intercambio de correspondencia con Madame A. Hoppe, especialista en la materia, que debía referirse a experiencias racionales que no tuvieron lugar debido a la dimisión de nuestra corresponsal. ¿Cómo se animan a venderlas? Anillos, cruces, medallas, pirámides... La publicidad de estos productos milagro-sos alega hipotéticas virtudes generalmente inverificables. En el caso de las mini-pirámides, los vendedores prometen resultados comprobables. ¿El resultado? Nulo. No hace falta ser un gran mago para adivinar, sin bola de cristal, que el único milagro patente del comercio en lo paranormal es la montaña de monedas contantes y so-nantes que anillos (de Ré), cruces (de Agadez), péndulos, talismanes (de Hanussen), tarots, adivinanzas sulfurosas y conjuros hacen caer en las arcas oscuras de comerciantes tenebrosos... Cada uno es libre de creer en las virtudes de este o aquel objeto. Lo que nos con-cierne como asociación de consumidores es la explotación comercial de estas creencias. En general, las promesas de felicidad, salud y dinero que hacen estos mercaderes son inverificables. En el caso de las mini-pirámides, que se supone poseen las oscuras fuerzas (sobre) naturales de la gran pirámide de Keops, el aviso promete experiencias precisas y sorprendentes. Para verificarlo hemos realizado un test preciso. Pirámides a la moda De igual modo, guiados por dos avisos publicitarios que nos han enviado nuestros asociados, nos sumergimos en el laberinto de revistas esotéricas que hay en el país. En este momento están de moda: la radiónica, el estudio de las ondas cósmicas y telúricas, y una de sus aplicaciones, los poderes extraños de las pirámides. A riesgo de ser maldecidos para la eternidad por treinta y tres veces tres generaciones de vendedores de sueños, hemos usado nuestros poderes de información para discernir, vía experimentación, si estas famosas pirámides tienen aunque sea una ínfima parte de los poderes que se les atribuyen, y por los que la gente las compra a menudo de buena fe. Pequeñas o grandes, con superficie lisa o rugosa, de hierro, de vidrio, de cerámica, de cartón, de madera o de cobre, se venden a precios que rara vez bajan de 1.000 francos, llegan-do a veces a costar hasta 10.000. De la Historia a la Paraciencia Pero...¿por qué las pirámides? A causa de las ratas. Las que un ingeniero francés, M. Bovis, encontró en la "cámara real" de la gran pirámide, en 1930, estaban secas (como momificadas) y no habían entrado en putrefacción, como era de esperar. M. Bovis propuso entonces la siguiente hipó-tesis: las pirámides tienen una forma que produciría ondas que desviarían o transformarían las ondas cosmotelúricas en ondas protectoras. Evidentemente, no pasó mucho tiempo para que la hipótesis de un científico se transformara en certeza paracientífica. Y con aplicación comercial a mano. De sus virtudes ¿Qué se puede hacer con las pirámides? Todos los vendedores que hemos encontrado nos afirman que, bien orientada, la pirámide podría mejorar la calidad del vino, conservar los alimentos, aumentar el crecimiento de las plantas, momificar los alimentos, reafilar las hojitas de afeitar. Puesta debajo de la cama, ayudaría al descanso del cuerpo. Alrededor de un miembro curaría un calambre o aceleraría la curación de una herida. Es un complemento "indispensable", dicen los vendedores, de acuerdo a los libros --escritos en la jerga científico-esotérica que citan. Pirámides en el laboratorio Dado que por una vez los vendedores han arriesgado promesas de resultados concretos, hemos querido verificarlas. Hemos adquirido una serie de pirámides idénticas, de estructura metálica y de 50 cm. de altura .Los experimentos se hicieron en laboratorio bajo condiciones rigurosamente idénticas (temperatura, iluminación, etc.) para los tests con pirámides y para los tests con muestras sin pirámides (N. de la T.: "controles"), que han servido como punto de comparación. Y para descontar el azar, repetimos las experiencias varias veces, con diversas muestras. Alimentos nauseabundos Primer test: probamos los alimentos. La leche, el queso de Holanda y el picadillo de cerdo deberían conservarse mejor bajo las pirámides, dado que --según los vendedores-- éstas pueden momificar los alimentos. Habíamos colocado muestras de estos tres alimentos en tres contextos diferentes: bajo una pirámide, al aire libre, y finalmente en un espacio oscuro y cerrado. En cada ocasión la temperatura era de 22°C. Habíamos tomado medidas del desarrollo bacteriológico, regularmente, durante 8 días. En todas las muestras, bajo pirámides o no, al aire libre o en un espacio cerrado y oscuro, los dioses no nos acompañaron: esos alimentos estaban como muertos, devorados por las bacterias que proliferaron de idéntica manera, tanto en el caso de que la muestra estuviera colocada bajo la pirámide como en el caso de que estuviera fuera de ella. Constatamos una diferencia: en ciertos casos los alimentos se secaron, en otros se pudrieron. Pero que los doctores en piramidología no canten victoria tan rápidamente: los alimentos se secaron cuando estuvieron al aire libre, ya sea bajo la pirámide o fuera de ella; se pudrieron cuando estaban en un espacio cerrado y sombrío. La pirámide no ha tenido nada que ver con esta diferencia. Como sea, al fin de nuestros tests, era aconsejable no probar los alimentos, cuyo olor, dondequiera se hubieran puesto, no era en absoluto apetitoso. ¿Y las plantas? Empecinados en saber más, realizamos una experiencia adicional: según los vendedores las plantas verdes crecen mejor cuando se las coloca bajo las pirámides. Sea. Probamos. Colocamos tres tipos de plantas verdes en lugares soleados del mismo modo, tomando cuidado de medir constantemente la humedad ambiente, la cual podría truncar nuestro test. Evidente-mente, verificamos que no existiera ninguna diferencia genética entre las plantas colocadas bajo las pirámides y las otras. También tomamos medidas objetivas: largo de los tallos, largo de las hojas, etc. Decididamente la Esfinge no nos develó sus secretos: las plantas, bajo las pirámides o no, crecieron del mismo modo, ya sea que se las colocara sólo un tiempo bajo las pirámides (primer test) para darles una especie de electroshock cósmico, o que se las dejara continuamente (otro test). Tranquilícense: nuestras plantas crecieron bien... ¡pero esto no tiene nada que ver con el genio arquitectónico de los faraones! Pirámides en venta El poder de estas pirámides es un viejo mito que circula por el mundo de los parapsicólogos, hábilmente promocionado por el interés comercial. Que los piramidólogos no se descorazonen. Para evitar que la maldición de Keops nos persiga, les damos un filón rentable y no explotado aún. Desde hace muchos años, muchos grupos de científicos norteamericanos, franceses y belgas, prometen millones de francos a toda persona que dé la prueba de poderes sobrenaturales reales no explicables por las leyes de la física o por la superchería. Los candidatos a millonarios se presentan. Sin éxito. Los años pasan, el cheque descansa. Como las pirámides sobre las planicies de Gizeh. EOE L.F. Escrito con la colaboración técnica de G.S. Traducido del francés por Ellen Popper Pags. 24-26
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