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MAL DE OJO

 

MAL DE OJO


Dr. Aldo Slepetis

 

El mal de ojo (o aojo o aojamiento) no es una oftalmopatía, a pesar de su nombre, sino un padecimiento sine materia que los que lo padecen atribuyen al influjo de otra persona que los ha mirado de cierta malintencionada manera (aojar u ojear); además de tal padecimiento, a veces, se acompaña de una sensación de inminente desgracia. El mal de ojo pertenece a la medicina folklórica; nuestra medicina folklórica es un capítulo de la confluencia de las culturas americana prehispánica y española; por vía de la española nos llegó el mal de ojo, cuyo origen se re-monta por lo menos a la medicina europea de la edad media.


El mal de ojo se da debido a que tales pacientes están convencidos, por su ámbito cultural, de tal creencia tradicional o superstición. Para prevenirlo se han recomen-dado muchas medidas, como suspender del cuello de los niños dientes o trocitos de coral; Leopoldo Lugones, en "Juan Rojas" de "Poemas solariegos", asienta estos recursos:


"Por temor al mal de ojo siempre andaba sahumada

Con azúcar y salvia morada;

Y Juan solía prepararle también,

Con incienso de molle parches para la sien."


El mal de ojo se trata por automedicación, por ejemplo, con eucalipto (las hojas se colocan sobre la frente; se dice que la cura es más breve si son hojas tiernas y si se obtienen de la parte más próxima a la tierra), como sucede en los llanos de Córdoba, o consultando a un curandero, el que emplea principalmente conjuros.


Por un lado, tenemos un sujeto que se cree enfermo (y, por lo tanto, lo está), influído por tradiciones culturales, y por el otro, la terapia del curanderismo; en tal situación el curanderismo prácticamente siempre resulta exitoso, pues en tales casos no hay pacientes con ojeriza hacia el curanderismo. Es obvio que el escéptico no contrae el aojo. Como conclusión: tanto el padecimiento como los tratamientos son de naturaleza imaginaria y sugestiva. EOE



N. de la R.: Esta superstición se registra en la mayoría de las culturas primitivas, e incluso se la menciona en la Biblia (Deuteronomio, Cap. 28, versículo 54).


En otro orden, no olvidemos la famosa frase "secreta" que se debe transmitir en la noche del 24 de diciembre, y que pronunciada o rezada o recitada "cura" el mal de ojo. Tampoco seríamos justos si dejáramos de mencionar el platito con agua y aceite y los bostezos lacrimógenos como método de "diagnóstico". Si Ud. bosteza leyendo EL OJO ESCÉPTICO, no lo dude: está ojeado. ¡¡¡Y nada menos que por racionalistas ultramontanos!!!


ABSTRACT

A description of a vernacular superstition: the evil eye in argentinian folklore and its purported cure with exorcism, talismans and her-bal medicine.


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