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CARLOS WARTER TIENE RAZÓN

 

Carlos Warter tiene razón

Alejando Agostinelli


Hamburgo,2 de octubre de 1992. Planta industrial de la Volkswagen. Intempestivamente, en uno de esos raptos de locuacidad que le quedan tan simpáticos, el presidente Carlos Saúl Menem se hartó del libreto y decidió improvisar. "¿Por qué no creer que existe vida extraterrestre?". Lo oían 500 personas, entre periodistas, funcionarios y empresarios. "Hay que pensar en el futuro; los hombres de ciencia están trabajando en ello". Los aseso-res tiritaban como las hojas de un sauce. "Si todo lo que Julio Verne contaba, ante la incredulidad general, después se comprobó como cierto, ¿por qué los científicos de hoy no van a estudiar la posibilidad de la existencia de formas de vida en otros planetas?; eso marca la aparición del universalismo", dijo, según Clarín del 3 de octubre. "Debemos pasar de la política del continentalismo a la del universalismo", concluía, según La Nación de la misma fecha.


Pocas semanas atrás, el autoproclamado extraterrestre Carlos Warter había señalado, no sin cierto tono profético, que "Menem es un agente que pusimos nosotros (los extraterrestres) acá para que haga una transformación que sólo se puede hacer con afecto". Habitués de la farándula que se codean con el chileno multidimensional nos comentaban que la noche que se conoció el discurso presidencial se lo vio exultante, abrazado a una botella y rodea-do de amigotes, con quienes brindó por Méndez, el conde de Saint-Germain y la hermandad interestelar. El lector desatento se preguntará por qué. Bien: la alocución del mandatario --como el propio Warter se encargó de esparcir-- fue la contraseña más importante que nunca antes recibió de las más elevadas cumbres del poder político. No se sabe si fue por eso que --a partir de ese día-- comenzó a transmitir a sus adeptos que el tramo que une su retiro espiritual en Sedona con Buenos Aires ahora lo recorre en plato volador. Y esto último --créanos-- es la rigurosa verdad.


En realidad, ¿de qué nos sorprendemos? La conferencia de Menem ante los industriales alemanes tuvo lugar a escasos días de la celebración del Día de la Raza, jornada que la NASA conmemoraría poniendo en marcha el megaproyecto SETI para la escucha de posibles señales de inteligencia extraterrestre (1). Si las cosas son así, ¿por qué extraña razón puede asustarnos el universalismo menemista? ¿Porque tenemos un presidente que ama las cábalas? ¿Porque antes de tomar una decisión ha recurrido a las artes adivinatorias de una astróloga? ¿Porque sigue atentamente los consejos de un sospechosísimo pai con templo en Tigre (para más datos, ex guardia pretoriano del Proceso)?


Pierda cuidado: desde las páginas de EL OJO ESCÉPTICO nunca haremos política. Pero tampoco comemos vidrio. EOE

A. C. A.


  1. Antes de haber llevado a cabo dicho proyecto, los científicos de la NASA deberían haber buscado señales de inteligencia en la Tierra (si no se hizo por razones presupuestarias, lo entendemos) --. A. J. B.





DESAGRAVIO


Poco antes de su epopeya europea, Carlos Menem participó de un conocido programa periodístico donde, como quien no quiere la cosa, mencionó a Bertrand Rusell. Lo hizo para decir que lord Rusell --brillante matemático, científico, filósofo y humanista-- era "marxista y stalinista".


Un lector, Fabio Vicentini , recordaba en el diario Página/12 del9/10/92 un párrafo publicado en la Encyclopaedia Britannica: "Russell visitó la Unión Soviética en 1920 y, en el mismo año, publicó Práctica y Teoría del Bolchevismo, en donde hacía una marcada crítica al régimen, enfatizando su naturaleza totalitaria, previendo y condenando muchos de los aspectos de lo que luego se llamaría stalinismo".


El presidente debe hacer suya la frase de cabecera de su ex cumpa Aldo Rico, para quien "la duda es la jactancia de los intelectuales"...


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